Haciendo la blockchain útil para todos

Un buen diseño es el menor diseño posible.

Dieter Rams

Uno de los mayores desafíos que me llevaron a trabajar con blockchain y cripto fue la posibilidad de expandir el alcance de una tecnología con un inmenso potencial emancipador. La capacidad de no depender de actores tradicionales, como los estados-nación o los bancos centrales, y de crear una red financiera descentralizada donde los usuarios son tanto operadores como supervisores de las transacciones es realmente transformadora. Una red donde la confianza y la seguridad provienen de la misma red.

Durante mi entrevista para Bitso, pregunté al equipo por qué trabajaban en blockchain y, en particular, en Bitso. Una persona respondió: “Porque me gustan los desafíos de democratizar la tecnología”. Otra dijo: “Me gusta trabajar con personas que están en el estado del arte de la tecnología y poder hacer un buen diseño”. La última agregó: “Gracias a blockchain y cripto, puedo ayudar a mi familia y enviar dinero a otro país libremente y sin trabas”. Fue en ese momento cuando supe que estaba dando el paso correcto.

El reto con blockchain y cripto radica en su complejidad. Al ser una tecnología que nace desde el ámbito técnico, puede ser difícil de entender para quienes no tienen conocimientos específicos sobre código, formatos o aplicaciones. Las wallets y los exchanges se crean para facilitar el acceso, pero no siempre logran simplificar las operaciones. Durante 2023 tuvimos la posibilidad y el desafío de traducir un proceso complejo de trading—Órdenes Limitadas—en uno más simple y accesible para todos: las Conversiones Programadas.

Bitso tiene dos aplicaciones: una más sencilla, con menos funcionalidades, utilizada por alrededor de 3 millones de personas, y otra más avanzada, Bitso Alpha, más compleja y con más opciones, usada por aproximadamente 500.000 usuarios. Identificamos una demanda por parte de las personas que usan la app más masiva y tienen menos conocimiento técnico de los mercados y las operaciones crypto para tener más herramientas de compra y venta en la app más popular, y en ello una oportunidad de negocio.

Para lograrlo, debíamos simplificar la experiencia de una operatoria compleja como son las Órdenes Limitadas, una forma de convertir crypto apostando a un precio futuro deseado, y acercarla al lenguaje que manejan aquellas personas que no tienen tanto conocimiento de los mercados. Empezamos hablando con ellos: realizamos una encuesta masiva y luego entrevistas en profundidad con usuarios de Bitso de diferentes edades, géneros y niveles socioeconómicos.

De esas conversaciones aprendimos cosas explícitas, como que quienes usan Bitso, a medida que se familiarizan con la plataforma, desean herramientas más complejas para hacer más cosas. También descubrimos aspectos más sutiles, como las metáforas que utilizan para describir sus operaciones. Por ejemplo, los usuarios se refieren a las criptomonedas como bienes de un marketplace: objetos que se “compran” y se “pagan” con otros, de manera similar a un sitio de compras en línea, donde seleccionas productos, los añades al carrito y en el último paso los pagas con una tarjeta de crédito.


A partir de este entendimiento, tomamos la decisión de enmarcar la experiencia de conversión de una moneda—la transformación de un activo en otro—en una “compra” o una “venta” de activos podría ser el mejor camino para ganar en claridad sobre la operación. 

¿Cómo lo hicimos? Dividiendo las instancias en la UX, por más de que por detrás la operación fuera la misma: una conversión. Para dejar eso claro, agregamos una pantalla adicional al flujo para ayudar a los usuarios a enfocarse en la transacción y a reducir confusiones como: “¿Qué activo estoy dando y cuál estoy recibiendo?”. Agregar complejidad al flujo resultó en hacerlo más simple.


Una vez en la pantalla de compra, la narrativa de la experiencia debía ser lo suficientemente flexible y a la vez clara para poder leerse en cualquier orden, y aun así poder completar la operación correctamente.  Aunque los campos se completaban automáticamente al llenar dos de tres, los términos de la operación debían ser modulares, intercambiables y escalables para que fueran entendidos. Como en un libro de Elige tu propia aventura, sin importar por dónde empieces—el principio, el medio o el final—el sistema completará el resto por vos y aún así deberías entender lo que estás haciendo. “Quiero comprar, pagando, a este precio”, o “A este precio, quiero comprar, pagando”, y así sucesivamente.

Finalmente, agregamos un gráfico interactivo que proporciona contexto adicional a la operación (como el precio histórico de la moneda) y la posibilidad de seleccionar el precio objetivo directamente en el gráfico. Dentro del rango de movimiento de un dedo pulgar, teníamos que decidir cómo contar la historia. Con todo el contexto dado, diseñamos un gráfico en el que los usuarios podían fijar su precio objetivo para la compra o la venta.


Siguiendo la metáfora de la compra/venta, el gráfico se adapta para mostrar en verde si el usuario estaba haciendo una transacción conveniente (comprar a un precio más bajo o vender a uno más alto) o, en rojo, si estaba haciendo lo contrario, tal vez por error. Redujimos el texto a su mínima expresión, de modo que, de un vistazo, el usuario pudiera comprender la situación al momento de realizar una operación que podría implicar ganar o perder dinero.

Así, en un período de seis meses, con múltiples conversaciones entre usuarios, diseñadores, ingenieros, especialistas en datos y otros profesionales, logramos lanzar este producto: una “traducción” de una herramienta de trading compleja—Órdenes Limitadas—a una más simple y democrática: Conversiones Programadas.

Durante el desarrollo de este producto, destaco como principales motores la importancia de escuchar a la comunidad usuaria y adaptar el producto a sus necesidades reales. Involucrar a personas menos experimentadas desde el principio nos permitió simplificar procesos complejos y validar nuestras hipótesis, logrando que herramientas avanzadas fueran accesibles para una audiencia más amplia. El feedback constante fue clave para ajustar el diseño y hacer que la experiencia fuera más intuitiva sin perder funcionalidad.


También adaptar el lenguaje técnico a un tono más cercano y accesible puede tender un puente entre la complejidad de las criptomonedas y los conceptos cotidianos de las personas usuarias. Simplificar los flujos, manteniendo opciones para los más avanzados, y usar un diseño pedagógico, permitió que más personas se sintieran capacitadas para realizar operaciones complejas, lo que aumentó la adopción y mejoró la experiencia general de uso.

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