¡Ola 2021!

Escribo esto apenas empezado enero, con una ola de sucesos nunca antes vistos en el mundo. Una pandemia mundial nos dejó a todos cabeza para abajo, y nos puso en lugares que nunca antes habíamos estado. Nos tuvimos que reinventar, sin excepción, tuvimos que ver cómo seguir haciendo lo que hacemos de una forma diferente, y crear otra forma de acercarnos (en todo sentido) a los demás. Todo el año intentamos formas de ser con otros, construir y compartir espacios con compañeros de trabajo, con docentes, estudiantes, familiares, amigos. 

Cuando un nuevo medio aparece en escena primero se trasladan prácticas de los medios que lo preceden hasta que se encuentran nuevas formas propias de ser ahí. De la misma forma, los docentes tuvimos el desafío de buscarle lo específico a este momento histórico, y no de trasladar las prácticas de la presencialidad a una videollamada. Entender y construir lo significativo es sin dudas una de las tareas más difíciles pero más apasionantes del docente. 

No resultó nada fácil, darle la importancia que tiene la educación en un momento donde la perspectiva de futuro se vio difusa. El objetivo de educarse es proyectar un porvenir mejor, y si esa visión a largo plazo se nubla, justificar el esfuerzo es todavía más difícil. 

El 2021 trae otro horizonte, y en él me gustaría pensar que tenemos dados algunos pasos, que hemos hecho carne algunas discusiones sobre qué es lo realmente importante, y hacia allá vamos. Buen año. 

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